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Las canas son el reflejo del paso del tiempo, pero también de la sabiduría. Y sabiduría es lo que encierran los docentes que enseñan al alumnado cada materia en la etapa educativa. Aunque algunos, no se quedan sólo en enseñar la suma, las palabras o cómo saltar mejor, van mucho más allá y les enseñan a vivir.

Este es el caso de un joven que en 1987 llegaba a Barbate con una sonrisa y borbotones de ganas por enseñar en la maleta. En ese primer curso, Manuel López se hizo cargo de los clases de religión en el, entonces Instituto de Bachillerato Trafalgar, hoy IES.

Se involucró también en la vida parroquial de ambas feligresías, tanto que ya se le conoció con el sobrenombre de Manolo el Teólogo. Con el impulso de otros profesores, formó parte del primer equipo directivo del IES Torre del Tajo y no sólo eso, sino que se llegará a construir.

Hoy, le ha llegado la merecida jubilación. Y como cristiano que es, este jubileo le ha venido celebrando una fiesta -sorpresa- con familiares, compañeros y amigos.

“Después de dos días abrumado, sorprendido y lleno de emoción quiero compartir algunas palabras que en ese acto pude balbucear, dentro de la emoción que me llenaba”, comenta todavía con rasgos de emoción en su pluma.

“Sé que el cariño hizo que guardarais el secreto.Sentado ahí junto a Marine, a la que tanto aprecio y quiero, dado que es la primera alumna del Torre del Tajo que ha ocupado el puesto de profesora”.

Su trayectoria como profesor en Barbate empieza en el curso 87/88 con “grandes compañeros y alumnos en él Trafalgar, amistad que sigo continuando con la presencia de algunos de mis compañeros en este acto.”

Cuenta Manolo que en los primer momentos del Torre del Tajo fueron Don Rafael García -antiguo directoe del centro- “me solicitó que me incorporara al “Torre del Tajo” y no lo dude para apoyar y contribuir en lo que buenamente yo pudiera hacer. Desde el principio, implicándome, he formado parte del Consejo Escolar del Centro hasta el final con mi jubilación”.

El cambio de domicilio a Cádiz no fue obstáculo para poder seguir perteneciendo y asistiendo.

“¿Qué decir del Torre del Tajo? ¿Qué decir de mis compañeros? Un centro que empezaba con muchas dificultades, pero esas dificultades hicieron que el profesorado estuviéramos unidos para trabajar”, comenta.

“He intentado desde el principio ser el profesor de religión de todos y para todos. De las muchísimas actividades que he realizado en el centro, nunca he dejado a ningún alumno que no fuera de religión, sin asistir a estas actividades: Campano, Madrid, fin de curso… o cualquier actividad. He intentado ser profesor de todos, porque me movía mi centro; al que quiero y querré siempre. No ha habido ninguna actividad extraescolar, en la que no me haya implicado y colaborado, para desde mi granito de arena intentar ayudar para que saliera mejor”.

El profesor indaga entre su memoria y recuerda “la primera actividad que hicimos en el Torre del Tajo visitando la Catedral de Sevilla con alumnos de tercero, y como alguno quiso experimentar lo aprendido en clases de física y la gravedad. Recuerdos tengo muchísimos, sin olvidar el viaje cinco estrellas de Madrid. ¡cuántos recuerdos, cuántas vivencias! el Congreso de los Diputados, la plaza de Cibeles, musical del Rey León, Harry Potter, Museo de la Ciencia, pista de hielo, Catedral de la Almudena, catedral de Justo…”

Y se emociona recordando a sus compañeros “de ellos tengo que agradecer lo mucho que he aprendido y me han ayudado. Me he sentido aceptado y respetado por todos, aun siendo el profe de religión, pues se ha puesto de manifiesto, que lo importante no es ser profe de letras, ciencias…, lo esencial es la persona. ¡Qué gran lección he vivido junto a vosotros, qué gran lección he compartido con vosotros”.

Y aunque no es necesario, el profesor de disculpa “¡Pido perdón por si en algún momento no he estado o no he sabido responder a vuestras expectativas. Por todo ello perdón”.

“Quiero terminar dando las gracias a todos los que habéis movido esta celebración sorpresa, a los que estáis y a los que no estáis, pero que también han puesto su parte. Gracias a todos, gracias de corazón, y gracias a mi familia, por aportarme tantos valores que han hecho, y hacen posible mi día a día. Me despido como profesor de todos vosotros con muchísima alegría y recordando que uno de los “pilares” que inició el “Torre del Tajo” hoy se marcha con mucha alegría, pues una de las aspiraciones siempre solicitada, de tener Bachiller, se ha cumplido.Doy gracias a Dios por todo lo que me ha permitido vivir e intentar compartir. Gracias a todos de corazón. Gracias”.

El pueblo de Barbate a buen seguro que sabrá reconocer a un docente que fue mucho más que un profesor y, aunque no lo sepa, no sólo enseñó a aquellos alumnos que tuvieron la suerte de tenerlo en clase, sino a muchos que nos sentimos alumnos de su forma de ser y el de su familia.