¡Ayúdanos a compartir!

En la mañana del 26 de agosto de 1936 los más de cien metros de eslora se disponían a atacar poblaciones del litoral gaditano. Tanto Vejer de la Frontera como las aldeas de Zahara de los Atunes y Barbate habían depuesto a sus alcaldes democráticamente elegidos en febrero de ese mismo año, por miembros afines a la Falange.

Panorámica de la fábrica del CNA tras el bombardeo, cedida Fran. Serván – Fernando Rivera.

Aquella mañana el Churruca, que se mantenía fiel al Estado, dispensó, según las fuentes orales, “81 cañonazos hacia las fábricas almadraberas”, destrozando parte de la fachada que daba a la playa y destruyendo una de las chimeneas.

La población huyó despavorida, avisados con antelación del bombardeo, hacia varios lugares, principalmente hacia Vejer, por carretera; al pinar de la Breña –al conocido como Hoyo de los Palancones– caminando; o un resguardo antes de llegar a la Barca de Vejer (El Bañaero), por el río Barbate.

Refugio de la población que huyó a la zona conocida como el Bañaero (Barca de Vejer), cedida Fernando Rivera – Antonio Morillo.

Allí se refugiaron mientras duraba el ataque, quedando la aldea prácticamente vacía.

La publicación ‘El bombardeo del Churruca’ de Francisco Malia, Fernando Rivera y Juan Daza recopila una serie de comentarios recabados a personas que vivieron in situ el suceso. Todos coinciden en lo esencial, que fueron avisados, que el bombardeo destruyó parte de la fábrica del Consorcio y que no hubo que lamentar víctimas.

Esto refuerza la teoría de historiadores como Santiago Moreno que sostienen que este ataque fue “un castigo del Estado contra los que habían apoyado la sublevación”, explicándose esto porque “el ataque no era civil, no se dañó a ninguna vivienda, ni siquiera la vivienda contigua de Serafín Romeu”.

Se castigó de manera directa a los empresarios que formaban parte del Consorcio”.

Santiago Moreno, Doctor en Historia UCA.

De hecho, el chalé del conde de Barbate -anexo a la fábrica- no llegó a ser bombardeado en ningún momento, manteniéndose intacto.

“Con esto se castigó de manera directa a los empresarios que formaban parte del Consorcio –como Ramón de Carranza, Martínez Campos y el propio conde-, que estaban siendo parte implicada en la sublevación militar”, sentencia Moreno Tello.

Foto: José Luis Hernández

DE SUBLEVADO A DEFENDER LA REPÚBLICA

El ‘Churruca’ era un buque de guerra que sus mandos habían decido apoyar a los sublevados en1936. Transportaba, junto al ‘Ciudad de Algeciras’ (barco de pasajeros), al primer tabor y al 2º escuadrón a pie, del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta nº 3, procedentes de aquella plaza africana, según indica Jesús Núñez en su tesis sobre la Guardia Civil en Cádiz.

Esto fue determinante para el devenir de los acontecimientos, “ya que inclinó la balanza de lado sublevado”, según se apunta en la publicación ‘Guerra, Franquismo y Transición’.

El 16 de julio el Churruca, que permanecía en Cartagena, partió hacia Cádiz en misión oficial de una manera “un poco extraña”, como apunta en la revista Estampa Manuel Rubio, uno de los marineros que se hallaban a bordo del acorazado.

El acorazado Churruca.

Una vez en Cádiz partieron hacia Ceuta, donde no entraron hasta la mañana del 17 de julio cuando se produjo una pequeña explosión en el barco. “Esta coyuntura la aprovecharon los oficiales traidores para acercarse a Ceuta”, resalta Rubio, “poco después, empezaron a surgir en los muelles grupos de regulares y de legionarios, que tomaron el barco por suyo”.

Reconoce que fue grande la sorpresa y que nadie les había hablado de esa intención de la misión. Según cuenta “los jefes tenían la cara larga y cambiaban miradas significativas, sin embargo, los moros parecían contentos”, concluyendo que los marineros presentían “que aquello acabaría mal”.

Esto marcha mejor de lo que esperábamos… Parece mentira lo pronto que se ha arreglado todo…”.

General Varela, publicado en Estampa

Partieron hacia Cádiz donde salió a recibirlos “el traidor Varela”, según el marinero, “que estaba radiante. Presenció el desembarco de mercenarios y, al verlos, le dijo al segundo comandante de nuestro barco: Esto marcha mejor de lo que esperábamos… Parece mentira lo pronto que se ha arreglado todo…”.

Por su parte, el rotativo Ahora recoge que, al desembarcar la primera expedición de Regulares, “al darse cuenta de que no eran órdenes del Gobierno, se presentó en Cádiz, conminando con bombardearlos si no se rendían”.

“Su tripulación, tan pronto como desembarcaron las tropas y se vieron libres de los soldados mercenarios, han comprendido la vileza de su jefe y le han detenido, reintegrando el buque al servicio y obediencia del Gobierno”, tal y como hacía referencia el rotativo.

En el juicio sumarísimo contra el comandante, Fernando de Barreto y ocho oficiales el fiscal calificó los hechos de un delito “de rebelión militar, con las agravantes que en este caso concurren para los profesados”- publicándose así en El Liberal- pidiendo “la pena de muerte”.

Este reportaje se publicó íntegro en La Voz del Sur: https://www.lavozdelsur.es/actualidad/sociedad/la-manana-en-la-que-barbate-fue-bombardeada-el-castigo-a-carranza-y-al-cna_130189_102.html